Far de Calella

Dulce escapada al Maresme

Haremos un taller de mermeladas en Sant Pol de Mar y disfrutaremos de los muchos atractivos de Calella

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Sant Pol de Mar es la Cadaqués del Maresme, una población acariciada por las olas del mar y en la que el blanco de las casas predomina un paisaje hecho de calles estrechas y escalonadas. Así que no nos lo pensamos dos veces y pasaremos allí las primeras horas de nuestra salida a la comarca. Nos esperan para enseñarnos a hacer mermeladas artesanas. La segunda parte de la escapada la reservamos para el municipio del Maresme turístico por excelencia, Calella.

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Sant Pol de Mar

Ya no tenemos el estrellado restaurante de Carme Ruscalleda, pero motivos para visitar Sant Pol de Mar nunca faltan. Podéis llegar cómodamente en tren - como a todas las poblaciones costeras del Maresme -, y sólo bajar del vagón os cautivará la presencia del mar y el escalonamiento y la blancura de las casas. Dejáos llevar por sus calles, buscad las fachadas modernistas, id tranquilamente hasta la parte alta, donde os espera la ermita de Sant Pau con unas fantásticas panorámicas del Mediterráneo. ¡Ah!, y averigüad de dónde viene la expresión "Sant Pol, qué hora es?", que, dicen, todavía hace enfadar a algunos autóctonos. Haced todo esto y mucho más, pero reservad un rato para conocer la empresa Melmelades Calada, dedicada a elaborar mermeladas con productos 100% naturales y de proximidad. Con reserva previa, podéis hacer un taller para aprender a producir mermeladas. ¡Una experiencia para chuparse los dedos!

Si queréis comer en Sant Pol de Mar, consultad en este enlace la oferta gastronómica de la población.

Calella

Pocos kilómetros tendremos que recorrer para llegar a la vecina Calella, también llamada Calella de la Costa para diferenciarla de Calella de Palafrugell. Con presencia turística desde hace décadas, los recursos que podréis encontrar aquí son múltiples, más allá de sus excelentes playas. Pero nosotros queremos proponer algunas visitas que quizás no son las más habituales entre los que vienen de lejos a Calella. Por ejemplo, ir a conocer las Torretas de telegrafía óptica, que datan de mediados del siglo XIX y que quedaron en desuso a los pocos años con la llegada del ferrocarril y del telégrafo eléctrico. De un pasado más reciente es el refugio antiaéreo del Parque Dalmau, uno de los tres que se construyeron en Calella para resguardarse de los bombardeos aéreos de la Guerra Civil. El del Parque Dalmau, visitable y musealizado, tiene una galería principal de 66 metros de largo por 2 de altura y 2 de ancho, y tres galerías transversales de 20 metros de longitud. Forma parte de la Red de Espacios de Memoria de Cataluña.

También interesantísimo conocer en Calella es el Museo-Archivo Municipal J. M. Codina i Bagué, pluridisciplinar y con más de 15.000 objetos que nos cuentan la historia y el patrimonio de la población. Quizás las partes más destacadas son la Pinacoteca Gallart, con unas 200 obras, y la farmacia modernista Barri, en la segunda planta.

Y, ya os lo decíamos, el sector turístico hace tiempo que es uno de los motores económicos del municipio, así que hace pocos años se decidió abrir el Museo del Turismo, el MUTUR, que muestra usando nuevas tecnologías y de una manera participativa y didáctica la historia del turismo desde los primeros viajeros hasta la actualidad y sus efectos socioculturales y económicos a nivel global.

De lugares donde comer, en Calella, tampoco os faltarán. La oferta, como podéis comprobar aquí, es larga y variada. ¡Buen provecho y feliz vuelta a casa!

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