Disfrutad del Patrimonio con una escapada al Vallès Occidental

Candidata a Patrimonio de la Humanidad, la Seu d'Ègara es una auténtica joya. Así que empezamos nuestra salida yendo a una de las dos capitales de comarca, Terrassa, donde, acariciado por el parque de Vallparadís, encontramos este magnífico conjunto de tres iglesias, San Pedro, Santa María y San Miguel, a través de las cuales podemos realizar un viaje por la historia de la arquitectura. Observamos Románico, Renacimiento, Barroco, retablos góticos y, quizá lo más sorprendente de todo, vestigios de tiempos de los visigodos, de los pocos que se conservan en nuestro país.

Después de comer, os proponemos descubrir el Valle de Horta de una forma especial: con un segway. ¿Habéis probado alguna vez este vehículo de dos ruedas, con autoequilibrio y propulsado con energía eléctrica? Si es que no, ¿a qué esperáis? ¡Os lo pasaréis en grande! Y si ya conocéis el vehículo, podéis demostrar vuestra experienca y descubrir los rincones de la parte más oriental del macizo de Sant Llorenç del Munt.

No existe una Denominación de Origen Vallès. Pero esto no quiere decir que en la comarca no haya viñedos. La mañana del segundo día, en el término municipal de Sant Llorenç Savall, visitaremos La Muntada, un proyecto de recuperación del cultivo de la vid de forma ecológica y con alma social. Paseando por la finca, sabremos cómo crecen y se cultivan las cepas, y también experimentaremos cómo se hacían las antiguas barracas de viña. Luego, no faltará una cata de vino, ¡y los más pequeños de la casa tendrán una degustación sorpresa!

Para comer hemos reservado mesa en el restaurante Garbí de Castellar, establecimiento familiar con la cocina en funcionamiento desde el año 1976 y donde os servirán platos de calidad con personalidad. Trabajan los productos de temporada y de proximidad, y encontraréis platos y guisos tradicionales.

Acabaremos la escapada en una antigua central de extracción y bombeo de aguas. Dicho así, puede que no suena muy bien, pero creednos si os decimos que la Casa de les Aigües de Montcada i Reixac vale mucho la pena: es todo un ejemplo de modernismo industrial catalán. Además la visita la haremos acompañados de dos personajes que nos llevarán hasta el año 1879, cuando se inauguró la central. Una visita teatralizada que gustará a adultos y a niños. Cuando volvamos al siglo XXI, será la hora de emprender el camino de vuelta a casa.