Entre pozos y cuevas
Primero nos dirigimos a Castellterçol, pueblo que supo organizar de manera excelente la producción y comercialización de hielo. De aquella época de antes de que existieran los congeladores se conservan los pozos, balsas y cargadores, entre otros elementos. Uno de los pozos de la Ginebreda ha sido recientemente restaurado y forma parte del Ecomuseo. Las poues eran la construcción donde se guardaba el hielo, que en primavera se trasladaba con los carros a la ciudad. Entrando en el pozo, descubriremos cómo se producía el hielo y cómo se comercializaba.
A continuación nos trasladamos a las afueras de Moià para ir a encontrar las Cuevas del Toll. ¡No seréis, ni mucho menos, los primeros en entrar! En su interior ya habitaban personas y animales salvajes desde la Prehistoria. A día de hoy tenemos la suerte de poder acceder de manera cómoda a lo largo de más de un kilómetro, con las profundidades bien iluminadas, y acompañados de un guía que nos explicará, a buen seguro, los hallazgos más importantes que se han hecho, cómo se descubrieron, o que, hace mucho, mucho tiempo, por aquí donde estamos corría el mar. Completamos la información con una visita al Museo Arqueológico y Palentológico de Moià, situado en la casa natal de Rafael Casanova; se exponen muchos de los restos encontrados en las Cuevas. Si queda tiempo, damos una vuelta por la capital de la comarca y así podremos conocer la portalada barroca de la Iglesia, las calles comerciales, el bucólico parque Municipal, o la calle dedicada a Wagner.