1. Brujas
La capital del Flandes occidental es una ciudad preciosa para recorrer en bicicleta. Vale la pena hacerlo parándose en las cervecerías que se encuentren al paso, porque en Brujas hay tres cervezas típicas que hay que probar: la Straffe hendrik, la Brugse Zot y la Bourgogne de Flandres.
El centro histórico medieval es un entramado de calles y plazas que se enlazan entre canales y puentes y que tienen como centro emblemático la plaza Mayor, dominada por un imponente campanario de 83 metros de altura. Un campanario que probablemente os parecerá torcido, y no, no será efecto de la cerveza, ¡se está inclinando de verdad!
No perdáis la ocasión de recorrer los preciosos jardines que abraza la ciudad y el museo Groeninge, con una importante colección de obras de pintores primitivos flamencos como Jan van Eyck y Memling. Y si vais en invierno, no os perdáis el Brugs Bierfestival, que se celebra a principios de febrero y que tiene lugar justamente a los pies del Campanario.
© fotografia: Jan D'Hondt