Tarde día 1: Capafonts, La Mussara y la Abellera
350 kilómetros cuadrados de zonas boscosas y agrícolas son con los que cuenta el ámbito geográfico de las Montañas de Prades. Se nos hace difícil elegir por dónde empezar, pero lo podemos hacer por ejemplo en Capafonts, pueblo tranquilo y con buenas panorámicas de los entornos, y que cuenta como principal reclamo con un horno de pan. Tal y como lo leéis. ¡Pero es que se trata de un horno del siglo XIII! Se encuentra situado en los bajos de la Casa de la Villa, y formaba parte de un conjunto más amplio, pero la parte que hoy podemos ver está museizada y muy bien conservada. Estuvo en funcionamiento hasta no hace muchos años, en 1985, y por tanto se trata de una "rareza" en Cataluña y con un valor patrimonial de excepción. En el pueblo también encontraremos unos interesantes lavaderos.
Media hora de coche nos separa de la Mussara, una aldea despoblada desde el año 1959. Las panorámicas sobre el Campo de Tarragona son bonitas, pero quizá lo que más nos atrae del lugar es su aire romántico y enigmático. La Mussara pertenece al municipio de Vilaplana, y en medio de las ruinas se alza con fuerza la iglesia y su campanario de mediados del siglo XIX.
Podemos seguir la tarde yendo hasta la ermita de la Abellera, a dos kilómetros de Prades. La construcción data del año 1570 y está incrustada en un risco aprovechando una cueva existente, por lo que es una ermita y un lugar singular y de gran atractivo, por la cueva y también por las tierras rojizas. Se venera la patrona de los apicultores catalanes, y la corona de la Virgen (normalmente no la lleva puesta) tiene cincuenta abejas de plata, con su reina y el escudo de Prades en lo alto.