Ni los mismos propietarios saben a ciencia cierta el origen de este establecimiento, pero es conocido que ya en el siglo XVII se servía comida y servía de alojamiento a gente que estaba de paso. Hoy el restaurante es amplio, lleno de fotografías antiguas y con una buena cocina casera y familiar.
Menús a 16 € y 19 €, no hay carta. Abierto al mediodía, día de descanso el viernes.
Plaça de la Vila, 10 (Cornudella de Montsant) T 977 82 10 32 www.fondaelreco.com
Tarragona es una ciudad que nos atrae. Su luz de tarde, el rosetón de la Catedral, la Rambla que va a parar al magnífico balcón sobre el Mediterráneo... Es así y queremos empezar aquí nuestros pasos. Por mucho tiempo que pase, está claro que la ciudad sigue respirando espíritu romano por todos lados, y, como el Anfiteatro ya lo tenemos visto, en este viaje vamos hacia el Circo. El pasillo de 93 metros de longitud con bóveda de cañón, por donde pasaban los que tenían que saltar a la arena conduciendo bigas o cuádrigas es espectacular. ¡Todo esto que tenemos delante se construyó hace 2.000 años! Todavía hay gradas de pie, desde las que nos hacemos a la idea de cómo vivían los espectáculos nuestros antepasados.
La ciudad tiene magníficos miradores hacia el mar, pero... ¿y si lo hacemos al revés? Varias empresas organizan actividades acuáticas en la misma Tarragona. Os recomendamos subir a la embarcación Tarragona Blau, que realiza un recorrido por calas y rincones escondidos, se detiene -si el tiempo lo permite- para que los viajeros puedan darse un baño, e incluye la cena. ¡Ver la costa tarraconense desde el mar al atardecer es toda una experiencia!
Nos levantamos con ganas de conocer un poco más el pasado romano de la zona, no sólo de la capital de la Tarraconense. Así que nos desplazamos unos pocos kilómetros para encontrar la villa romana de Centcelles, en el término municipal de Constantí. Data del siglo IV y estaba habitada por trabajadores de explotaciones agrícolas y ganaderas. La pieza más importante que se conserva es un mosaico que posiblemente sea el más antiguo de los que se pueden ver hoy con temática cristiana.
También muy cerca de la capital tenemos la desembocadura del río Gaià. Supone una sencilla y bonita excursión, ya que conoceremos el final de un caudal de agua en el que se refrescan las aves mediante una excursión fácil y bien indicada con el mar de fondo y el castillo de Tamarit en el horizonte. Si preferimos ir guiados por gente experta, la Asociación Medioambiental La Sínia organiza actividades en estos espacios, y nos dejará visitar su sede, el Hort de la Sínia, en que explican los proyectos que llevan a cabo relacionados con el medio ambiente.
El paisaje cambia al penetrar en tierras del Priorat. Montañas de aspecto más árido y llenas de viñedos en muchas de sus vertientes nos recuerdan la importancia vitivinícola de esta comarca, repleta de bodegas y de pequeños núcleos de población. Nos detendremos en Porrera, donde podremos comprar vino y conocer sus espacios de producción. La ruta que os proponemos, sin embargo, os servirá para pasear por el pueblo y pisar sus caminos empinados. En la plaza principal hay un panel en el que hay indicados todos los relojes de sol del municipio. Hay un buen número y algunos son muy bonitos y originales. Sobre todo no os perdáis el de la calle de Pau Casals, inmenso.
El último día de escapada seguimos en el Priorat. Y es que no nos queremos perder una visita a la sierra del Montsant. ¿Y si la hacemos desde el aire? Este es uno de los lugares ideales para subir en un parapente. ¿Nos atrevemos? La empresa Parapente Montsant, de Cornudella, organiza estos vuelos con punto de despegue en la Roca Corbatera. Los parapentes son de dos plazas, y siempre se va acompañado de un monitor experto, así que no hay que sufrir. Los vuelos duran un cuarto de hora, que sin duda se convertirán en 15 minutos muy recordados de nuestras vidas. No hace falta decir que la visión a vuelo de pájaro es espectacular.
Ya que estamos abocados a la aventura, iremos ahora hasta el cercano pantano de Siurana. La actividad allí, sobre todo en verano, es bastante frenética, y es un buen lugar para embarcarnos en una canoa o en un kayak. Nos relajaremos en un entorno fantástico y saborearemos con tranquilidad nuestros últimos momentos en esta comarca.
Las primeras horas de la última tarde decidimos pasarlas a cobijo, dentro de una cueva, donde seguro estaremos más fresquitos que en la calle. Y no en una cueva cualquiera. En la Espluga de Francolí, comarca de la Conca de Barberà, está la cueva de Font Major, considerada una de las siete más largas del mundo de las formadas en conglomerado. Además gran parte de su recorrido se extiende por debajo del casco urbano. No en vano, el nombre de "espluga" significa "cueva", y de la Font Major se han descubierto hasta ahora cerca de cuatro kilómetros. Se ha encontrado restos que demuestran que para algunos antepasados prehistóricos ésta era su casa. La visita es fascinante y pedagógica a partes iguales.
Acabaremos la escapada en Valls. ¿Qué tendrá la capital del Alt Camp que ha dado las calçotades y los castellers? Pero como ahora en verano no es tiempo de calçots, y quizás hoy no hay prevista ninguna jornada castellera en Valls, decidimos ir a un museo que vale mucho la pena, el Museo de Carros y Herramientas de Campo, uno de los museos etnológicos más completos, con una extensa recopilación de herramientas e instrumentos agrícolas antiguos. La visita guiada incluye la visualización de un audiovisual en el que se explican cómo se llevaban a cabo las tareas del campo años atrás, y una cata de frutos secos y vinos dulces. Con este buen sabor de boca decimos adiós a las comarcas de los alrededores de Tarragona.
En tren: Una muy buena manera de llegar a Tarragona es en tren, ya que llega la alta velocidad, el Euromed y las líneas convencionales. Si vas con AVE o Avant, la estación está a diez kilómetros del centro de la ciudad, y deberá tomar la línea de autobús que le trasladará al corazón de Tarragona (902 24 02 02 / www.renfe.es).
En autobús: La compañía Alsa (902 42 22 42 / www.alsa.es) liga Tarragona con varias ciudades catalanas.
En coche: La capital del Tarragonès se comunica con Barcelona, Tortosa y Valencia por la autopista AP-7 y la carretera N-340, y con Lleida por la N-240 (la AP-2 a partir de Montblanc).