Albert Roca es un mago de la bollería: ha ganado el premio al Mejor Croissant de Mantequilla de España en dos ocasiones: en 2009 y 2018. Bien merecido: su croissant de mantequilla es un prodigio de fino alveolado y equilibrio entre dulce y salado, y su croissant de chocolate, de potente chocolate negro y al mismo tiempo finísimo alveolado de mantequilla, es quizás lo mejor que he probado nunca. Roca ha convertido la pastelería madre, Badia Roca, en Sant Croi, y el cambio ha servido para ensanchar la oferta del espacio –zumos, bocadillos– pero el espíritu es el mismo: innovación con un pie en la tradición.
Es una fantástica pastelería de autor, donde Albert Roca deja vía libre a su creatividad. Sigue las tesis de Ferran Adrià: “Para mí, innovar es un dogma de fe personal. Innovar es no copiar”. Ahora bien, en su caso la innovación cuaja en recetas sólidas, y se aplica tanto en pasteles donde la fantasía no se aleja del hecho terrenal (¡un borracho a la mexicana!, ¡un pastel de arroz con leche del Montsià!) como en las pastas nuestras de todos los días. También es un heladero superlativo: en 2022 fue merecedor en el premio de Campeón de España de Heladería con un helado inspirado en el Viaje a la Luna de Mélies