Un mar de papeles, de creatividad y colores, así es la papelería más grande de Europa. Raima tiene más de cuarenta años de experiencia celebrando el papel de maneras diversas. Un abanico que va del usuario particular hasta el profesional, del encargo (imprenta, encuadernación, cajas a medida, carpetas) al objeto regalo. Entre medio, todo lo que se relaciona con ‘la pasión por el papel’, como dice su divisa. Una propuesta que juega con el color, las texturas y las infinitas opciones que ofrece el papel.
El núcleo del grupo Raima es La carpeta, la tienda que abrió Núria Raja hace 34 años. El comercio de referencia está en un palacio del siglo XV de la calle Comtal y lo bautizaron con el nombre de la antigua medida que calibraba el gramaje del papel. La tienda luce renovada, distribuida en hasta cuatro plantas accesibles dedicadas al material de papelería, las bolsas y accesorios, el papel, y otras soluciones creativas para los fans de los trabajos manuales.
Cada planta es un mundo diferente, sin perder la esencia de la tienda, perfectamente colocadas y pensadas para que el cliente se sienta como en casa. La segunda es el sello de la marca, dedicada íntegramente al papel; papel hecho con la pulpa del kiwi, de las uvas y hasta de excrementos. “En Raima tenemos papel de mierda” este es el eslogan con el que promocionaron la llegada de este tipo de papel a la tienda hecho con excrementos de burro, “la gente no sabía qué queríamos decir hasta que veían en burro, fue todo un éxito”, confiesa Nil Muntané, de la segunda generación de Raima.
La tercera es una oda a la creatividad. Conocida como ‘la planta de la fantasía’, cada producto está estratégicamente colocado para que el cliente pueda pasarse el rato que necesite mirándolo. Aparte, por toda la tienda hay una demostración al lado de los productos para dar idea de una posible aplicación. Con un papel se puede forrar una silla, una pared, hacerse un vestido o darle una segunda vida a un mueble antiguo, las opciones son infinitas!
Pero esto no es todo, la tienda esconde un secreto en la última planta, bautizada como ‘Nimura’. Este funciona como espacio sociocultural que acoge todo tipo de eventos como presentaciones de libros, talleres de arte o conciertos, entre muchos más. Aunque la guinda del pastel es la terraza que se esconde al final de esta sala, donde todos los clientes pueden acceder para descansar del ruido de la ciudad y tomarse algo del bar que hay dentro de este mismo espacio.