No son la pastelería más antigua de Barcelona –abrió en 1970, nada comparado con las glorias burguesas de antes de la Guerra Civil– pero sí juegan un papel clave a la hora de introducir innovaciones en la producción artesanal de dulces. Han convertido en clásicos pasteles de creación propia como el Martinica –sabor de verano a base de mousse de coco, interior cremoso de piña y bizcocho con dados de piña– y a la vez tienen todo el repertorio de roscones y brazos de gitano que quiere llevarse a casa la señora de la parte alta de Muntaner los domingos por la mañana.
Ahora bien, sus croissants son un punto y aparte: tienen en su poder el título del Mejor Croissant Artesano de Mantequilla de 2016, 2019 y 2022, toda una hazaña. Excelen en los parámetros clásicos: una forma del todo regular, con un amontonamiento de capas de hojaldre finísimas, y un alveolado interior que lo convierte en un beso de mantequilla etéreo. Golosos, su croissant de chocolate también es de los que tienen club de fans.
Los encontraréis en Muntaner, 566 i a Calvet, 15.