Tú, frente a los espejos de Neko, en medio de los probadores, y Mireya arriba y abajo, mirándote el cuerpo, que muestras sin pudor, y rebuscando entre las pilas de pantalón masculino vintage. Esta es una escena que se repite decenas de veces en la tiendecita de ropa de Sants. Entras y hay unas instrucciones: tu talla es historia, sólo puedes confiar en el ojo de Mireya, que nunca falla. Ella te hace una pequeña selección y te la deja para que te la pruebes. Una condición: te guste o no, encuentres que te quede bien o no, tienes que salir de detrás de la cortinilla para que ella te eche un vistazo y pueda elegir mejor.
Normalmente acierta en la primera, y así es como la experiencia de ir de compras se convierte en otra cosa. En Neko Vintage también encuentras jerséis, tejanos, camisas, vestidos, zapatos y complementos. Pero sobre todo encuentras calidez. Encuentras a alguien que ha pensado una tienda de ropa que cuida. Cuida el entorno, cuida a las personas que se acercan, cuida el planeta, cuida el bolsillo, cuida el tiempo y la memoria de cada prenda... y te cuida, sobre todo, a ti.