Envoltorio aséptico y luminoso para unas gafas minimalistas con ADN berlinés. Moritz Krueger, padre de la marca, recuerda los inicios en el año 2003: como quien hace origami y juega con láminas de acero y otros materiales, encontraron una forma esencial. Primero solamente hacían monturas de acetato en colores metálicos, después introdujeron el color y las colaboraciones con otras marcas de moda. Insisten en que mantienen la producción en Alemania –esto en parte explica el precio elevado–, y el resultado son gafas ligeras y sin filigranas aparentes a la vista.
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