Alba González (barbera de Skull Barber Shop)
Foto: Irene FernándezAlba González (barbera de Skull Barber Shop)
Foto: Irene Fernández

10 mujeres barberas de Barcelona que no se cortan ni un pelo

Los clientes han dejado de desconfiar de una mujer con una navaja de afeitar en la mano y ya no es tan excepcional encontrarlas en las barberías

Xavi Casinos
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Las mujeres se están consolidando en el mundo de la barbería. Si hasta hace unos años era muy excepcional encontrar a una mujer cortando pelo y afeitando en una peluquería de hombres, hoy es cada vez más habitual encontrarlas y por eso hemos ido a hablar con 10 profesionales que trabajan en establecimientos de Barcelona. No son las únicas, pero son representativas del colectivo. Algunas son trabajadoras y otras son las propietarias del negocio. Sin embargo, todas coinciden en que sus comienzos fueron difíciles porque los clientes desconfiaban de entrada de una chica con unas tijeras y una navaja en la mano.

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10 mujeres barberas de Barcelona

1. Maria Eugènia Colomer

Maria Eugènia Colomer lleva 35 años de barbera en la pequeña peluquería de hombres en Poblenou que era de su abuelo, pero ya venía de otra. Al principio, quería ser peluquera de señoras, pero el destino la llevó a una barbería, donde se formó a la par que aprendía también de su abuelo, que estuvo en activo hasta los 80 años. Fue cuando decidió seguir el negocio familiar, que lleva en solitario desde entonces. “Cuando empecé, los clientes se sorprendían cuando se encontraban con una chica barbera”, explica. Era un momento en el que las peluquerías unisex estaban de moda. Ahora han vuelto las barberías.

Barberia Colomer. Pere IV, 91.

2. Eva Avilés, Susana García y Numilen McIntyre

En esta barbería del Eixample hay tres barberas, una cantidad de profesionales en un solo local que es habitual en lugares como Londres o Dublín, pero todavía no en Barcelona. Eva Avilés es su propietaria y sigue la tradición de su padre. Tenía tan solo 11 años y su padre ya le enseñaba el oficio, aunque quería que estudiara otra cosa. Al final se salió con la suya y empezó estudios de peluquería con 16 años. En dos años de formación, solo pudo hacer un corte de pelo masculino y no enseñaban a afeitar. De eso se encargó su padre. Consiguió entrar a trabajar en una barbería una vez terminados los estudios y allí fue adquiriendo experiencia hasta que abrió su propio negocio y contrató a su padre. Trabajaron juntos hasta que él se jubiló. Eva fue en 2019 la primera mujer nominada a mejor barbero. En 2022, su local fue nominado a mejor barbería.

Susana García es una de las otras dos barberas en la Avilés. Trabaja con Eva desde el 2015, pero su carrera en la barbería empezó en 1995, a pesar de que empezó como peluquera de señoras. Ahora no volvería a una peluquería femenina, aunque confiesa que le gustaba hacer recogidos, pero también reconoce que trabajando de barbera disfruta y se divierte. "Es una suerte trabajar en lo que te gusta", asegura. Recuerda cómo en sus inicios los clientes se resistían a que una chica les atendiera. “Éramos pocas y no se fiaban. Al cabo de un tiempo, la cosa cambió y querían que les cortara el pelo y les afeitase una chica”, explica.

La tercera mosquetera del Avilés es Numilen McIntyre. Es de origen irlandés y la vocación de peluquera le viene de familia, donde todos se dedican al mundo de la estética. Hace solo cuatro años que es barbera y hace uno que trabaja con Eva y Susana. Como todas sus compañeras, recuerda la cara de espanto del cliente cuando veían a una chica tan joven con una navaja de afeitar en la mano. "Al final, reconocían que les quedaba mejor de lo que pensaban", dice. Como sus colegas, empezó estudiando para ser peluquera de señoras, pero una profesora le insistió en que la barbería se le daba bien y la convenció.

Barberia Avilés. Entença, 178.

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3. Alba González

Alba González lleva solo un año trabajando en esta barbería, pero hace siete que ejerce como barbera. Ya de pequeña le gustaba mucho el mundo de la belleza. Por eso estudió peluquería y decidió especializarse en barbería porque descubrió que le gustaba más. Confiesa haberse sentido rechazada por algunos clientes. Cuando alguien expresaba dudas sobre si sabría hacerlo bien, les decía: “Siéntate y te lo demostraré”. Ahora, sin embargo, tiene la agenda plena. Asegura sentirse “muy orgullosa” de ser reconocida como barbera.

Skull Barber Shop. Avinguda de Madrid, 160.

4. Victoria Shahany

Victoria Shahany es la propietaria de esta barbería desde hace cuatro años, aunque es barbera desde hace una década. Lo cierto es que hace 17 años que empezó como peluquera de señoras. Decidió hacerse barbera porque la peluquería “convencional” no le gustaba. Prefería afeitar y cortar el pelo a los hombres. Dedicarse a su verdadera vocación no fue fácil, ya que tardó en encontrar un trabajo de barbera. Hoy en día no tiene ese problema porque regenta su propia barbería, en la que comparte sillas de barbero con otros peluqueros masculinos.

Daku Barbershop. Marina, 140.

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5. Casilda Serna

Esta pequeña barbería histórica en el corazón de Gràcia la lleva en solitario Casilda Serna desde el 2002, aunque entró un año antes, cuando todavía la regentaba el antiguo propietario, que se la traspasó al jubilarse. Pero su trayectoria como barbera se remonta a 1984. Cuando se hizo cargo de la barbería de Gràcia, decidió mantener su nombre histórico como vínculo de continuidad con la clientela de siempre. Antes de Gràcia, estuvo en otro barrio histórico, en Sant Andreu, en una antigua barbería reconvertida en peluquería unisex. Pero a Casilda siempre le ha gustado más ejercer de barbera y, sobre todo, afeitar barbas y cabezas.

Perruqueria Roig. Torrent de l’Olla, 103-105.

6. Esther Cota

Es una barbería vintage, llena de objetos de las décadas de los 50 y 60 vinculados al rock. Esther Cota es muy joven, lleva un año trabajando aquí entre otros barberos (y dos como barbera), pero maneja las tijeras y la navaja como los más veteranos. Hace tres años que acabó sus estudios de estética, peluquería femenina y barbería y decidió que esto último era lo que más le gustaba. Como todas sus compañeras, se ha tenido que enfrentar a clientes que no estaban acostumbrados a que les cortara el pelo y les afeitase una chica, pero cree que este prejuicio cada vez es menos habitual.

Moy's Barber Shop. Castillejos, 397

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7. Marina Barba y Laura Seoane

Entre los empleados de esta franquicia que combina la barbería con los deportes que pueden seguirse en varias pantallas, hay dos barberas. Una de ellas es Marina Barba, originaria de Moldavia. Estudió peluquerí 30 años atrás y enseguida empezó a trabajar. En 2015, llegó a Cataluña con un contrato de trabajo. Puede combinar la peluquería femenina con la barbería. De hecho, en SportsCuts atienden a alguna mujer, aunque el 80% de los clientes son hombres. Marina considera que trabajar como barbera es más complejo que la peluquería para mujeres, aunque ésta pida más dedicación.

Laura Seoane es la compañera de Marina en esta franquicia del Eixample. Empezó a trabajar hace 36 años en la peluquería de hombres de El Corte Inglés cuando tenía solo 16s. Encontró su trabajo a través de un anuncio en el periódico. Está segura de que la cogieron porque por aquel entonces no acostumbraba a haber chicas barberas. Para ella fue todo un reto, dice. Recuerda divertida la cara de susto de los clientes cuando esa chica se les acercaba con una máquina de rapar o una navaja de afeitar.

SportsCuts. Enric Granados, 99.

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