Leopardo Leopardi era un pequeño felino que empezó a perder sus manchas. Cada día le caía una. Así que el primer día de escuela se pintó unas cuantas con el pintalabios de su madre, pero como llovía, acabó todo embadurnado. Este cuento inacabado de Carla Díaz-Pevida también es un poco la historia de su vida: dar vueltas hasta encontrar tu sitio. O mejor dicho, tu refugio. Y el de esta diseñadora de moda asturiana está en Gràcia, en un espacio pintado de rosa, un color que le obsesiona.
Aquí encontraréis prints, tote-bags, camisetas, velas, pendientes...
"Es una concept-store imperfecta, como yo, pero también es un lugar con magia donde mirarlo todo con ojos de niños", explica. Entrar en Leopardo Leopardi es hacerlo en su ecléctico y bello imaginario estético: aquí encontraréis 'prints' y 'tote-bags' de Noquedatinte (artífice del pecho gigante de la Rigoberta Bandini), las curiosas velas de Veleste, las camisetas con perros salchicha de A Go-Go, los pendientes de Chavala, los objetos cerámicos de Elisa Marie Jeanne... También os podéis apuntar a talleres creativos y disfrutar de la exposición mensual. Pero la mejor experiencia es descubrir que siempre hay lugares donde cabe todo el mundo, con o sin manchas.