El chef Anthony Audebaud dirige La Rôtisserie, una rostisseria que prepara el Rolls Royce de las aves de corral: la pularda. Audebaud, del mundo de la alta cocina, nos explica por qué una pularda es mucho más que un pollo: “La gallina está estresada. Tiene que poner y poner. Una pularda es una hembra que no reproduce. Por eso es más tierna”, explica. Tienen un animal espectacular: ecológico y del Penedès, criado en libertad. Y antes de entrar en el asador, pasa por un proceso de baño en agua y sal, infusión y marinado. El producto es tan excelso que sólo lleva romero, ajo, limón y sal: “No es necesario esconder el sabor del ave”, explica.
Y tiene razón; tanto le da si te toca muslo o pecho. La ternura, la jugosidad y el sabor suave, pero sostenido, está presente en cada centímetro del ave (que tampoco cortan con tijeras: un respeto). Olvida el pollo al ast flotando en medio litro de aceite: esto es un asado sabroso y fragante, pero con los sabores dentro de la carne, no a base de baño de grasa. Y no es caro: una pularda de casi dos kilos de la que comen tres bien, cuesta menos de 25 euros. Es para los domingos: entre semana encontrarás platos para llevar, preparados con el mismo rigor, como una 'blanquette' de verduras asadas, rosbif, 'nuggets' de otra galaxia y un postre de traca (el chef fue jefe de pastelería de Can Fabes).