Lo único malo de la Gelateria di Michele es que todos los sabores tienen tan buena pinta que es casi imposible escoger uno. Te podrías quedar plantado ante el escaparate cinco minutos y no decidirte (a mí me pasó). Quizá por eso en Michele te recomienda siempre que combines varios sabores en tarrina o cucurucho.
Y una vez con el helado en la mano, te das cuenta que el tiempo de deliberación ha valido la pena. La Gelateria di Michele -lugar pequeño, entras y sales- ofrece helados caseros y naturales que evitan la gran trampa en la que caen demasiadas heladerías, los sabores demasiado dulces. La elección es pequeña, no te sentirás agobiado por docenas de sabores, pero eso está bien. Los helados son lo bastante sabrosos como para no tener que ofrecer mil opciones. ¿Y cómo los combino? Oreo y café juntos forman un sabor único, lo pedirás cada vez que vuelvas. Chocolate y ment son excepcionales, también, y si quieres algo especial de verdad, prueba el de melocotón. Entra y déjate recomendar. Y luego pasea el cono y toda tu indolencia hasta el Arco de Triunfo.