La heladería que Albert Adrià abrió en lo alto de la Rambla en junio del 2024 está muy lejos de la parodia de helados con humo de nitrógeno y explosiones que algunos esperaban. "Soy un pastelero que no come dulces, solo fruta y helados, así que tiene todo el sentido del mundo que abra una heladería", explica. La intención de Adrià y el pastelero heladero Alfredo Machado era abrir una heladería con helados bajos en azúcar y con el punto de cremosidad óptimo, aquel en el que el helado no es líquido, pero tampoco un cubito que te quema la boca. Y la solución ha sido privilegia los sorbetes con la mejor fruta de temporada posible, que les suministra La Boqueria, en la acera de enfrente.
Un ejemplo fabuloso: su helado de cereza, hecho con la mejor cereza del año y con una intensidad dulce ¡que hace que parezca tener más sabor a cereza que la fruta misma! Algunos otros de los veinte sabores en exposición son chocolate al 72%, albaricoque –el favorito de Adrià–, pistacho verde iraní o pistacho tostado, almendra marcona... "Sabores poco reflexivos. Queremos que te pongas la cuchara en la boca y hagas 'oh!". También os dejará con la boca abierta el elegante y minimalista interiorismo del local, a cargo de El Equipo Creativo, a medio camino entre la Odisea 2001 de Kubrick y la escarcha de la nevera.