Paco Benítez y Pedro Baño, cocineros y propietarios de la Fonda Pepa, han abierto una tocinería en la acera delante del restaurante: la Tocinería Pedro Paco es un pequeño templo artesano dedicado al cerdo: las tarrinas y los foies los elaboran ellos. También encontrarás platos preparados del restaurante, como sus canelones o sus estratosféricas croquetas. De producción propia, aquí trabajan todas las partes del cochinillo, que se convierte en unas carnitas envasadas al vacío –Paco Benítez es mexicano–, o un rosbif de presa ibérica y una porchetta extraordinarios: cosas que sólo necesitan un golpe de fuego y un poco de acompañamiento para montar una buena cena. Y con el añadido de alguna de las salsas de producción propia que venden, como un buenísimo 'mole', ya hablamos de cocina de ensamblaje muy seria.
En fresco y crudo, tocino, manos, pies y costilla. La elección de embutidos a la venta también es de lo mejorcito: una 'secallona' de Cal Tomàs cuesta seis euros, pero el sabor picante y la textura son incomparables a la tristeza ahogada en lácticos y nitritos del fuet de súper. Y también encontrará una buena oferta de vinos seleccionados, los mismos que utilizan en el restaurante y que son caros de ver en las tiendas de vino.