Un proyecto sobre la espera. Esa es la inspiración para 'Vremya Musei', impronunciable título en ruso para el espectáculo que la compañía Voltäla presenta en El Maldà. El tiempo ('vremya') muerto que podría recordar a los clowns de Beckett, aunque lo que acaba respirando este montaje casi mudo es el absurdo que se instala en la rutina, en las tareas sin sentido ni contenido que llevan a comportamientos patológicos.
Dos vigilantes de una sala de museo, funcionarios del último escalafón que asumen su vida con el fatalismo de los clowns rusos, con la única esperanza chejoviana de que algún día su suerte cambiará. Una mezcla de resignación e ingenio para superar el sopor vital. El resultado permite que el espectador dibuje una sonrisa desde el primer minuto y también que no vaya más allá. Quizá le vaya a la contra la juventud de los actores. Aún no han tenido tiempo de claudicar ante la eterna espera.