Autor y director: Pau Miró. Con: Joan Anguera, Mercè Aránega, Pere Arquillué, Jordi Boixaderas, Emma Vilarasa.
Hasta que Pau Miró no trocea en rendiciones las vidas de casi todos sus personajes, 'Victòria' parece el eslabón perdido entre el realismo de Rodoreda y el de Benet i Jornet de 'Una vella, coneguda olor'. Un barrio de Barcelona y su gente entre la huelga de tranvías del 1951 y el final de las cartillas de racionamiento en 1952. Un año para que una mujer que siempre se ha dejado arrastrar por la corriente se plante y comience a presentar resistencia, a vivir con la consciencia despierta. Una mujer sin biografía que el autor-director presenta con la silueta enlutada de las féminas icónicas de la República. Una apariencia anacrónica –fuera de su tiempo– que desvela su sentido histórico en su alocución final.
Entonces Emma Vilarasau –en una interpretación en crescendo, como el texto, en vías de naturalizar su evidente esfuerzo de contención– se transforma en un personaje-símbolo cuyas palabras contra el olvido resuenan con fuerza en el TNC. Ella es la única “victoria” en un campo de batalla plagado de caídos civiles. Hombres y mujeres que abandonan o son forzados a abandonar la lucha. Una triste comunidad que convivirá con sus delaciones, traiciones, cobardías, ilusiones rotas e ideales mutilados en una realidad mediocre, gris, inmóvil, como el régimen patriarcal y despótico que les organizaba la existencia.
Un baño helado de anti-heroísmo que se eleva dramáticamente –y con ellas las interpretaciones de Pere Arquillué, Mar Ulldemolins y Mercè Arànega– cuando el texto abandona el amable decorado de la barbería y cae en el enorme vacío del escenario de la Sala Gran. En esa dura soledad surge lo mejor de este montaje coherente con su propósito ético y con el discurso artístico del TNC.