1. Una obra femenina que merece la pena
La crítica londinense dijo de la obra que era como una fruta dulce, pero de hueso duro. No es para menos: la autora toca un tema esencial como es el paso del tiempo, o sea, de la vida, a través de tres mujeres que forjaron su amistad mientras compartían piso de estudiantes hace ahora treinta años. El refugio en el que convirtieron el piso de Mossbank Road solo existe en el recuerdo y el espectador lo descubre a través de los flashbacks que hacen las actrices a aquellos maravillosos años en los que una aún no sabe que la vida va en serio. Y ahora ellas son las mismas, pero ¡nada es igual! Tempus fugit…