A Paquita le gusta el bingo. Paquita es adicta al café. Paquita no tiene pareja. Paquita tiene secretos. Paquita es valiente y los comparte con (catastrófica) franqueza con el público. El reunido en La Seca. El que ella interpela como si estuviera en una reunión terapéutica de enfermos de amor. O eso parece. El texto de Ernesto Caballero, dirigido por Genoveva Pellicer, es -como explica el programa de mano- un juego de muñecas rusas. Hay muchas paquitas en el personaje que interpreta Anna Sabaté, como muchos son los roles que en silencio asumen los espectadores.
Un divertimento de apariencias, como la inicial de estar ante una obra feroz con el amor romántico, con una protagonista instintiva seguidora de las teorías radicales e irónicas de Valerie Solanas y su Manifiesto Scum. Pero el buscado artificio creado por el autor -que se prolonga en el trabajo de la actriz- no se conforma con esa primera versión del monólogo y evoluciona hacia una farsa guiñolesca cuya naturaleza no conviene destapar. La sorpresa forma parte -hasta la última escena- de los valores de este montaje. Una deriva que el público disfruta -con la misma fruición que ante '¿Qué pasó con Baby Jane?'- hasta que el giro final propuesto flirtea con la desnuda sinceridad.
Dirección: Genoveva Pellicer. Interpretación: Anna Sabaté.