Sentados en la hierba de uno de los fosos del Castillo de Montjuïc -"donde se fusilaba a la gente"-, Carlus Padrissa parece un tipo inofensivo. Cuando le preguntas por La Fura dels Baus, tropa que fundó hace 35 años con Marcel·lí Antúnez, Pere Tantinyà, Pep Gatell, Jordi Arús, Àlex Ollé, Jürgen Müller, Hansel Cereza y Miki Espuma, siempre dice que fue un golpe de suerte, que empezaron en la Rambla y de golpe, cuando decidieron trasladar sus experiencias teatrales a un recinto cerrado, había colas de gente que quería verlos. "Fue la leche", exclama. Ahora hace 20 años que al menos cuatro de los seis supervivientes de la troupe no montan un show furero, desde 'MTM' (1994) y por eso el 'M.U.R.S.' que estrenan en el Grec es un acontecimiento.
Y es algo grande no solo por la posibilidad de ver de nuevo un espectáculo furero -gente de pie, alrededor de la acción, interdisciplinar- creado per La Fura en bloque, sino porque, dicen, es el primer smartshow de la historia. Un espectáculo al aire libre donde los espectadores deberán bajarse una app y utilizarla durante la función. Padrissa avisa: "Una vez entras, ya estás en nuestras manos". ¿Miedo? ¿Expectación? El director, pillo, dice que juegan con esto, con el miedo, con el temor a lo imprevisible -a que te hagan correr, a recibir salpicaduras de sangre - que impregnaba sus shows. Viéndolos aquí arriba, de izquierda a derecha, Tantiñà, Müller, Gatell y Padrissa, cuatro hombres camino de ser abuelos, ya queda claro que no dan miedo.
Cuatro espacios
Para Padrissa, los muros son represión. Y cree que hoy ya no es necesario levantar paredes, a pesar de la frontera de Melilla, para separar a la gente. En 'M.U.R.S.', el espectador encontrará cuatro espacios que son "los cuatro corrientes del hombre": un espacio de seguridad, que es un punto de encuentro, el bar, el lugar donde dejar las cosas; un espacio físico, que es el propio cuerpo, donde quemaremos calorías; un espacio capitalista, o El Dorado, donde jugaremos a la bolsa; y un espacio ecológico. Habrá realidad aumentada y el público se irá moviendo entre los espacios, que también interactuarán entre ellos. Y si no tienes smartphone, ningún problema, te juntarán con alguien que tenga.
Como hacía años que no trabajaban juntos, Padrissa, confiesa, tenía miedo que la cosa no funcionara, aunque sea literalmente imposible que una sola persona levante una obra como M.U.R.S. El plan B era que cada uno se hiciera responsable de un espacio. Pero no ha sido necesario: todos han intervenido en todo. "No hay muros entre nosotros", remata, poético, Padrissa.