La imagen que cierra el espectáculo es bonita y poética y además tiene memoria y resume ampliamente la intención y el espíritu de esta creación del Circ Pistolet, ganadora del premio Zirkolika 2017 en la categoría de mejor espectáculo de calle. Es una imagen que nos remite a aquellos juegos de construcción con madera de colores que usábamos cuando éramos pequeños. Rodillos, cubos y planchas que manejaban las inexpertas manos de los niños levantando torres que desafiaban la gravedad.
Y cuatro rodillos, dos tablones de buena madera y una banda sonora de música tradicional catalana, con la Eléctrica Dharma por delante, son los únicos y más que suficientes elementos de este viaje casi nostálgico empapado con equilibrios de mano a mano y humor y al final encuadernado con un espléndido espíritu juguetón fruto de una larga y fecunda amistad. Tomàs Cardús es el portador y el alma del Carablanca que organiza y controla el arrebato del Augusto equilibrista Enric Petit. Y gracias a la proximidad vemos como se tensan los bíceps y cómo se estrechan las manos y como el cuerpo se eleva desafiando la gravedad como hacíamos con aquellos rodillos de colores. Y ciertamente que este 'Quan no tocàvem de peus a terra' es una creación bien equilibrada.