Durante la represión franquista las cárceles de mujeres se saturaron. Muchos conventos como este fueron habilitados como prisiones para instruir y moralizar a 'mujeres descarriadas'. Patriarcado en estado puro donde mujeres sin trabajo, con una familia que alimentar y con sus hombres fusilados no tenían más remedio que robar a los campos, hacer estraperlo o prostituirse. Todas ellas actividades ilegales que un día u otro las llevarían a prisión. Perdieron una guerra, parte de la familia y el derecho a ser ciudadanas. Eran mujeres fuertes y si no lo eran, se volvieron. Presas políticas juzgadas como delincuentes comunes, expulsadas de su civilización con el único apoyo del colectivo de mujeres salvajes.
Dramaturgia y dirección: Laura Giberga. Con: Dunia Pellisa, Laura Giberga, Marina Mora, Rocio Quesada, Sheila Fernández.