Artur (Ferran Vilajosana) dejó un trabajo estable de contable para dedicarse a su pasión: un pódcast de 'true crime'. Ha resuelto varios misterios de la comunidad de vecinos y está embravecido. Su compañera, Joana (Júlia Santacana), confía en él, pero no sabe cuánto tiempo van a poder pasar con un solo sueldo y ella haciendo más horas que un reloj en la residencia. Pero es que Artur cree que ha descubierto un crimen y no piensa dejarlo correr así como así. Mientras, en casa, ocurren cosas extrañas: un vaso que se vacía solo, un teléfono que aparece de repente...
Así comienza 'Passaran coses fantàstiques', la comedia de ciencia ficción que han escrito y dirigido Jordi Casado i Olivas y Sílvia Navarro i Perramon, un subgénero que cuesta encontrar y que ambos se han atrevido a llevar a cabo con habilidad. Ahora mismo, justamente, también tenemos en la cartelera 'Turisme rural', una pieza que conserva un cierto parentesco con esta.
La intención es buena, con trucos dignos del Mago Pop
Hasta aquí, todo perfecto. La intención es buena, con trucos dignos del Mago Pop. Pero más allá del artificio, del Artur que vuela y de otros hallazgos, este es un montaje que se queda corto a nivel dramático. Casado y Navarro nos quieren contar, al fin y al cabo, una historia sobre la confianza, sobre qué estaríamos dispuestos a hacer por otro y hasta qué punto se puede aguantar todo por amor. La magia viene después, porque estamos en un teatro. Y la verdad es que le cuesta mucho despegar, a 'Pasaran coses fantàstiques'. Solo cuando toma la aceleración del absurdo llega lejos. Cuando vuelve a aterrizar, cuando nos quiere vender un mensaje, se derrite.
Sin embargo, que dos dramaturgos relativamente jóvenes se hayan atrevido a levantar una comedia de cariz brossiano y que se hayan arriesgado a meterse en este jardín ya es un mérito por sí mismo. Solo por eso ya vale la pena verla. Os lo pasaréis bien y al menos veréis una obra de texto diferente.
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