Hay dos maneras de afrontar la crítica de 'Moustache'. 1.: extender un manto de indulgencia sobre un festival de la Escuela de Danza y Comedia Musical Coco Comín. 2.: ser rigoroso con una producción que ocupa un teatro comercial. En la primera, la omnipresencia de Comín como directora artística, guionista y letrista sería un gesto de entrega; en la segunda, una irresponsabilidad. Ligeramente inspirada en el Moulin Rouge de Baz Luhrmann (un contexto historicista ilustrado con temas pop), este fallido espectáculo de variedades yerra al centrar su excusa dramática en la tragedia de una estrella del music-hall eduardiano sin que el protagonista medio inventado tenga la más mínima gracia o interés.
Que algo pasa con el sosias de Edmund Payne se descubre cuando se han agotado los bailes, cuando el público ha pasado por el número de claqué-Bangra-Boogie-Lord of the Dance-Mayumana-Sirtaki-Hakuna Matata-Can-Can-Vacaciones en el mar y jotica, que de todo, al parecer, había en los antros de Londres. Una propuesta tan blanca y recatada que el público masculino de viriles mostachos del Londres de 1910 –la fantasía propuesta– seguramente habría asaltado el escenario para cobrarse su peniques malgastados.