Sergi Belbel vuelve a estrenar como autor después de aquel 'Fora de joc' de 2010. Y lo hace con una gamberrada llena de un humor insensato y alocado. No lo digo yo, que podría, sino él mismo en la presentación de 'Les roses de la vida', un texto escrito de manera casi automática, añade el autor y director, expresamente para los cuatro intérpretes que podemos ver durante unos días a la sala BARTS, pero que seguramente tendrá un largo recorrido. Atención porque en la entrada les darán un vasito de helado de fresa que emula los McGuffin de Hitchcock.
Sí, un Belbel para reír y pasarlo bien, un Belbel intrascendente en una comedia de tresillo, mejor dicho de butacas, pero un Belbel que exhibiendo un sensacional dominio del malabarismo verbal con réplicas ingeniosas y cómicas además de un exquisito dibujo los personajes se ríe, y de qué manera, de una rotunda presidenta alemana sin ningún ángel pero con una hilarante lascivia ya la que sirve magníficamente Gemma Martínez, habitual en las últimas direcciones de Belbel.
La escena inicial nos presenta a un camarero creativo y cinéfilo que visita a un prestigioso terapeuta porque se ha enamorado impúdicamente de una mujer a la que no conoce. El diálogo es una magnifica invitación para Enric Cambray quien, como en aquella memorable revisión de 'Las mujeres sabias' de Moliere que se vio en el Maldà, borda el arte de la exageración. Despampanante. El psiquiatra de Roc Esquius es aquí un mero sparring, pero ya tendrá después su momento en un amoroso diálogo con su nuevo perro. Más difícil lo tiene Nuria Sanmartí con un papel menos excéntrico pero muy bien vestido para la actriz. El final es un ejemplo del talento de Belbel y un cierre festivo de los que dejan plenamente satisfechos a los espectadores.
Texto y dirección: Sergi Belbel. Con: Enric Cambray, Roc Esquius, Gemma Martínez, Nuria Sanmartí.