Un viejo y una vieja aislados en una casa rodeada de agua. Esta noche, sin embargo, será diferente porque esperan un orador que dirá lo que hay que decir, lo que puede redimir a la humanidad, lo que esperan que sea desvelado, lo que el viejo es incapaz de decir. Y han convocado a todos. Incluso el emperador.
Un juego teatral que la directora Gloria Balañá ha leído con una delicada caligrafía fiel al original que rehuye el trazo grueso, la payasada sin hurtar la comicidad y manteniendo el clímax desconcertante del conjunto. Un texto servido magníficamente por Carles Martínez y Míriam Alamany que exhiben toda la ternura de esta compenetrada pareja en un delicioso ejercicio actoral.