La Companyia Arcàdia debutó hace dos años en la Sala Flyhard con 'La terra oblidada', un texto de Llàtzer Garcia, uno de sus fundadores. Un seco drama rural que apuntaba muchos de los conflictos familiares que ahora se desarrollan en 'La pols' en un entorno urbano de clase media en precario. Conducido por el fantasma literario de John Steinbeck –un referente fijo–, Garcia sacude y quizá transforma la vida de tres personajes entre la llamada que anuncia la muerte del padre de los dos hermanos (Jacob y Ruth) y su entierro. Un trance de la vida compartido por la compañera del tercer hermano (Alba). Él es una figura invisible, como la madre y un ligue de Ruth.
Los tres son huérfanos emocionales de padres, hermanos, amantes y parejas. Buscan el amor, es decir, el contacto físico, la compañía, la ternura, la confianza, la intimidad, la sinceridad, la comprensión, las risas; todo aquello que sólo acepta compartir alguien que te quiere. Una carencia que cada uno sustituye y resuelve a su manera. Una comedia dramática que recuerda a los profundos análisis emocionales que realiza Claudio Tolcachir en sus obras. Un aire argentino por el fino alambre de los sentimientos heridos y por la intensa presencia de los tres intérpretes (Guillem Motos, Laura López y Marta Aran). Impresiona como se hacen notar con sólo escuchar, con sólo estar ahí con todos sus sentidos entregados al compañero que en ese momento acapara el texto. Mamet –en su faceta de teórico de la interpretación– estaría muy contento con la verdad alcanzada por la dirección de Garcia y las actuaciones del trío protagonista.