De James Joyce. Versión de José Sanchis Sinisterra. Dirección: Artur Trias. Con: Àngels Bassas.
El monólogo de Molly Bloom en el 'Ulises' de James Joyce ha sido durante años uno de los iconos de las estudiantes del Institut del Teatre. El último capítulo de la novela es un largo monólogo interior de Molly en la cama matrimonial, donde yace sin decir nada a su marido. Molly rememora fragmentos de su vida desde la infancia en Gibraltar hasta la pasional relación actual con su amante con el acento puesto en el deseo sexual y las relaciones carnales. El gran atractivo del texto que José Sanchis Sinisterra dramatizó y cuya desaparecida Rosa Novell hizo una inolvidable creación hace diecisiete años, radica en la travesía emocional de esta mujer que habla de la vida y el sexo con total desinhibición mientras se confronta con las convenciones sociales de inicios del siglo XX. Y el reto es cómo se hace este viaje hablándole individualmente a cada espectador convertido en voyeur.
En un monólogo, la dirección es seguramente más decisiva que en cualquier otra propuesta dramática en la medida que el intérprete no tiene que agarrarse más que a sus indicaciones. Àngels Bassas nos deleitó hace dos años con 'Ciara', un monólogo sobre una mafiosa pero no ha tenido tanta suerte con Molly.
No creo que el director, Artur Trias, haya sabido guiar a la actriz por las diferentes texturas del texto. Su Molly, instalada en un estado de ánimo demasiado jovial y de una inocencia inmadura, no destila el abanico de emociones de las que habla, desde la nostalgia a la sorpresa, de la satisfacción a la insatisfacción, de la urgencia a la calma, de la tristeza a la alegría. A pesar de la buena composición gestual del personaje, las palabras se deslizan con cierta atonía y superficialidad y seguro que no ayudan los exagerados ronquidos del marido silente.