Hay tres cosas interesantes en esta intrascendente y entretenida comedia con fantasmas con la que Marc Crehuet vuelve al teatro siete años después de su exitoso debut como dramaturgo con 'El rei borni'. Una es la eficacia de la autoparodia del autor y el paralelismo con su bisabuelo, también autor teatral. Otra es el dibujo de los personajes y la tercera la afinada dirección de actores y la puesta en escena. No obstante, la obra queda lejos del brillo en las réplicas y la confrontación de personajes de aquel "tuerto" que posteriormente el mismo Crehuet adaptó y dirigió para el cine.
De hecho, el autor estaba instalado en el trabajo de guionista y profesor cuando desde la Sala Beckett le propusieron el estreno de un nuevo texto. Y al no tener ninguna nueva idea, como le ocurre al protagonista, rescató el proyecto de rendir homenaje a su bisabuelo, Pompeu Crehuet, quien en 1904 alcanzó un gran éxito en el teatro Romea con su primera obra, 'La morta'. Las dieciséis obras posteriores no gozaron del mismo reconocimiento que hizo caer, pues, una posible maldición sobre la familia, que también se cita en la obra.
Crehuet levanta una autoficción sobre el momento creativo de un guionista y dramaturgo en horas bajas que corre en paralelo con escenas de 'La morta' del bisabuelo, quien acabará viniendo de la ultratumba para ayudarle al tiempo que casi echa a perder la relación con su mujer. Francesc Ferrer, Xavier Bertran, Anna Bertran y Betsy Túrnez forman un grupo muy bien dirigido en una función en la que también destacaríamos el fantástico trabajo videográfico de Francesc Isern.
Autoría y dirección: Marc Crehuet. Reparto: Anna Bertran, Xavier Bertran, Francesc Ferrer y Betsy Túrnez.