Valentina y Sara son miembros de una célula clandestina de la oposición a la dictadura argentina. Pero también son dos adolescentes abandonadas, en la Cataluña de los años 90, que juegan a lo que fueron sus padres de jóvenes. Ahora él no está. Ella está encerrada en la habitación, con la única tele de la casa y no quiere salir... Victoria Szpunberg nos cuenta de qué manera los traumas de los padres pasan a los hijos, obligados a criarse en un entorno diferente, en un mundo diferente, con los 'pecados' de los que los parieron. Las chicas, aquí, sobreviven jugando a lo que no fueron.
Maria Rodríguez (Sara) y Diana Torné (Valentina), dirigidas por Glòria Balañà, encajan a la perfección en los papeles de adolescentes que quieren mirar adelante aunque se saben enjauladas en la historia familiar: siguen Eurovisión, buscan la ropa que les gusta, intentan estudiar, salen de juerga. El problema aparece cuando se callan demasiadas cosas, cuando tienes que leer la sinopsis de la obra para saber de qué te hablan. Y el trabajo dramático es vacilante, en una pieza que dura 75 minutos. No tenemos por qué saber, por ejemplo, que los militares argentinos usaban los Ford Falcon cuando secuestraban a presuntos opositores. Sin embargo, gracias al trabajo de las actrices, el montaje nos convence y nos demuestra que una obra estrenada en 2010 puede volver a la cartelera sin problemas, incluso con el mismo casting, mejorada como el buen vino.
Autoría: Victoria Szpunberg. Dirección: Gloria Balañà i Altimira. Con: María Rodríguez y Diana Torné.