Música y glamur; lentejuelas y plumas, y mucha diversión es lo que el público se encontrará en el Tívoli. Àngel Llàcer y Manu Guix se han metido de cabeza –con la sofisticación de Esther Williams– a recuperar un musical ('La cage aux folles') que ya era 'old-fashioned' cuando se estrenó en 1984. Un aire camp buscado por Jerry Herman (música) y Harvey Fierstein (libreto) para atraer al gran público a una obra protagonizada por una pareja gay. Acertaron.
La elegante producción de Nostromo Live rema a favor de ese aire algo pasado de moda que tan bien encaja en una historia que juega con todos los tópicos de las divas de épocas tan doradas como pasadas. Llàcer -que también dirige- hace una creación de la drag Zaza e Iván Labanda está espléndido como su partenaire. El 'savoir faire' personificado. El único pero de la función son las 'pajaritas' y unos números de baile que podrían ser mucho más brillantes.