Autor: Josep Maria de Sagarra. Dramaturgia y dirección: Jordi Prat i Coll. Con: Anna Alarcón, Muntsa Alcañiz, Albert Baró, Laura Conejero, Berta Giraut, Pep Munné.
'La fortuna de Sílvia' se aleja del teatro popular, del drama doméstico y los personajes tan nuestros de Josep M. de Sagarra con el objetivo de mirar de frente la realidad del mundo. La obra, estrenada en 1947 y por ello influida por la Segunda Guerra Mundial, supuso un cambio notable en el teatro de Sagarra que no interesó al público que había aplaudido sus logros anteriores. Y, sin embargo, es un teatro sin duda más ambicioso y comprometido en el fondo y más moderno en la forma que plantea cuestiones universales como el significado de la desazón bélica y opone la fidelidad a uno mismo al pragmatismo de adaptarse a las circunstancias, como les pasó a tantos ciudadanos alemanes.
Sílvia (Laura Conejero) no quiere renunciar a su manera de entender la vida. Es una 'inadaptada' ética insobornable, como lo es su hijo Abel (Albert Baró) y, al inicio de la función, su hija Diana (Ana Alarcón). Los tres son pura locura y por eso opuestos a la cordura de la tía Emília (Muntsa Alcañiz).
La dirección de Jordi Prat i Coll, en un magnífico espacio escénico de Bibiana Puigdefàbregas, confiere a la comedia una cautivadora atmósfera chejoviana habitada por un grupo de intérpretes muy expresivos. Laura Conejero está inmensa. Elegante, misteriosa. ¡Como expresa el dolor desde la serenidad, incluso desde la sonrisa! Anna Alarcón y ella protagonizan una aclaratoria discusión en el brillante segundo acto. En el tercero, el encuentro de Sílvia con el excéntrico vecino David (Pep Munné) supone un genuino canto de los que prefieren la belleza de un atardecer al color del dinero. Vale la pena.