Los perdedores de raíces beckettiana son personajes habituales en las obras del valenciano Paco Zarzoso. Y tanto los que viven en 'La casa de les aranyes' como los que se han mudado a la casa de las dalias arrastran las llagas emocionales de los mundos que desaparecen. Ya sea las llagas de los que vieron su pueblo sepultado por el nuevo pantano, como las de aquellos que lo construyeron o aquellos a los que las innovaciones tecnológicas han liquidado su oficio y que se han cobijado en un rincón perdido en el mundo. Almas cargadas de frustración incapacitadas incluso para llorar. "No hay un medicamento para llorar como los hay para ir de vientre", dice el fotógrafo sin trabajo.
'La casa de les aranyes' es una obra de madurez bien construida y muy bien escrita, de corte clásico. Una obra teñida de trágica desesperanza que esconde más de lo que enseña en la que echamos de menos esos toques de humor de otras obras del autor. La puesta en escena seguramente necesitaba una mirada menos tensa y esposada por la frialdad de un sugerente espacio escénico (Max Glaenzel) y, sobre todo, por la frialdad y distanciamiento de la dirección de actores (de Lurdes Barba y el autor) entre los que destacan Rosa Renom, Santi Ricart y Francesc Garrido.
Autoría: Paco Zarzoso. Dirección: Lurdes Barba y Paco Zarzoso. Con: Verónica Andrés, Francesc Garrido, Àgueda Llorca, Rosa Renom, Pep Ricart y Santi Ricart.