Autor: Martin McDonagh. Traductor: Pau Gener. Dirección: Iván Morales. Con: Pol López, Oriol Pla, Xavi Sáez y Marta Millà.
Martin McDonagh es un autor que no conoce la piedad. Sus personajes son anónimos terribles, con la simpleza que no está reñida con la picardía y un peculiar sentido común. Un universo humano también muy querido por los Coen y Mackendrick. Violencia y candidez, inquina y generosidad. En 'La calavera de Connemara' el protagonista –víctima resilente de la maledicencia– es un pobre hombre, sepulturero ocasional. Personaje de un spin-off de un dramatis personae de Shakespeare. En La Villarroel este hombre es un extraordinario Pol López. Conquista con unas armas interpretativas en los antípodas de ese pura sangre llamado Oriol Pla, su partenaire en esta función.
Los dos se complementan en una relación que podría recordar a la que mantienen carablanca y Augusto. Quizá Iván Morales ha cargado con su dirección demasiado las tintas sobre esta energía circense que le sienta como un guante a Pla –desplegando todo su repertorio de talentos naturales– y que acaba por comerse el texto y el personaje (un joven que podría estar diagnosticado de TDAH). Sólo López parece inmune e incólume a ese aliento desatado, concentrado en respetar y comunicar la sutil tragedia de un hombre con pocos recursos para escapar del rumor del pasado. Excepto el alcohol y una ironía natural. Se nota que en ocasiones habita tranquilo en otra obra, aunque participe con gusto y todo su talento del arrebatador número que conduce Pla. La compenetración es perfecta sin renunciar a ese espacio que él solo ha querido penetrar.
Una opción de dirección que subraya innecesariamente el perfil de secundarios de los otros dos caracteres de la obra, interpretados por Xavi Sáez y Marta Millà. Ellos guardan los matices que Morales ha sacrificado en aras de la visceralidad cómica.