Que las buenas intenciones pueden tener consecuencias nefastas no es nada nuevo poque el infierno está lleno de ellas. Y son las que justamente sufrirá la profesora que ha pasado las vacaciones como voluntaria en un campo de refugiados y que en un gesto irreflexivo pero bienintencionado decidió llevar y esconder en seu casa a una joven refugiada, impulso humanitario que al final provocará una crisis en su matrimonio.
El debut de Marc Guevara Vilardell en el teatro sorprende por la solidez de los diálogos y el dibujo de una intriga casi clásica en la que un personaje ausente determina la vida de los presentes. La obra funciona bien mientras se ciñe al conflicto entre la pareja a raíz de qué hacer y cómo resolver legalmente la situación de la recién llegada, pero en el tramo final se lía con una dinámica terrorista que entendemos ajena a la naturaleza íntima del conflicto y, sobre todo, porque se aparta de la cuestión fundamental de mostrar qué puede significar real y personalmente acoger a refugiados. Es una lástima, porque Guevara exhibe sentido de la teatralidad. Y sabe mal por el buen trabajo de los intérpretes, Santi Ricart y Marta Bayarri.
Autoría: Marco Guevara. Dirección: Mónica Bofill. Con: Marta Bayarri y Santi Ricart.