En un momento de la función, Quim Àvila pone un reloj con una cuenta atrás de 20 minutos. Aún no ha explicado por qué la hemos ido a ver, pero todos lo sabemos, todos sabemos de qué va el 'Instrumental' de James Rhodes. Una historia que habla de abusos infantiles, intentos de suicidio, drogas, sufrimiento y soledad. Pero también habla de cómo la música grabada en un casete, la chacona de Bach, en este caso, puede salvar una vida.
Iván Morales ha adaptado y dirigido el texto confesional de Rhodes con una delicadeza insólita. No va a hacer sangre. Ni a cebarse en el infortunio. El recurso de la cuenta atrás es la prueba más cristalina, ya que primero nos quiere relatar por qué hemos ido al teatro, nos quiere hacer saber quién es el hombre que habla con el cuerpo de Àvila, el cuerpo de un hombre joven que hace de médium entre la historia y el público, que va de ella a todos de manera constante, que marca distancias sin obviar nada interpelándonos sin tregua, pero a media voz, poco a poco.
No es fácil el reto del actor. No expresa rabia, ni dolor, ni hundimiento. Àvila dice. Y nosotros escuchamos, hipnotizados por la puesta en escena, con las luces de sala encendidas. Ojalá pudiéramos ver más obras como esta en la cartelera, en las que un intérprete habla con el público mirándolo a los ojos para contarle una verdad que él traslada al mundo. Salimos doloridos, pero contentos de haberla oído, que Rhodes haya sido capaz de escribirla y que Morales nos la haya servido así, de una manera terriblemente bella.
Dramaturgia y dirección: Iván Morales. Basada en el libro homónimo de James Rhodes. Con: Quim Àvila.