Guillem Clua

Guillem Clua habla de Smiley

El dramaturgo lleva su comedia autobiográfica al Capitol

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Guillem Clua es, sin duda, el dramaturgo más ambicioso del país, el que apunta más alto cuando crea, el más épico, el hombre capaz de construir obras poliédricas como Marburg o transversales como La pell en flames. Pero a sus 39 años nunca se había atrevido a practicar el autorretrato. I con Smiley, la obra que estrenó en la FlyHard y que ahora se puede ver en el Club Capitol, ha decidido, dice, “dar un paso hacia la honestidad”, consciente que “las mejores obras son las que salen de nuestra verdad”. “Cuando hablas de ti, cuando le pones las vísceras, cuando te emocionas en la sala de ensayo, esto quiere decir que la cosa funciona”, confiesa, buscando un referente cercado en el tiempo, Litus de Marta Buchaca.

Smiley no tiene nada que ver con Litus, aunque también es una pieza generacional. No hay cinco personajes en busca del amigo muerto, si no dos hombres jóvenes que quieren enamorarse. Se llaman Àlex (Ramon Pujol) y Bruno (Albert Triola). Uno es el típico gay escultural, asiduo del Circuit y socio de un bar del Gaixample. El otro es un arquitecto, un intelectual, que prefiere el Raval y la Penúltima. Los dos, aunque parezca imposible, asegura Clua, son parte de él mismo. “Smiley es mi vida hecha obra. Es la obra más honesta que he escrito nunca”, remarca. Clua quiere dejar claro que aunque su historia está protagonizada por dos personas homosexuales, no hay nada que diferencie su propuesta de cualquiera heterosexual. Asimismo, dice, se ha ‘censurado’ a la hora de hablar de sexo, ya que quiere que sus sobrinos de quince años –y todo el que quiera– vea Smiley. Si hubiese pretendido estrenar una obra dirigida al ambiente, queda claro que no hubiera escogido la FlyHard, el Lliure o el Capitol.

Aquí es donde entra Howard Hawks, donde la obra coge altura y Clua pone las cartas sobre la mesa. Una de las salidas de Smiley la encontramos rápido, cuando Àlex comenta que La fiera de mi niña, de Hawks, es su película preferida. Un film que habla de cómo un paleontólogo aburrido y de vida plana se enamora de una mujer loca. Son Bruno y Àlex, vaya, que en lugar de ser personajes de 'high class comedy', son dos hombres que, como dice Àlex, “sólo” quieren ser felices. No hemos dicho que, además y sobre todo, Smiley es una comedia, la primera que escribe Clua. Él mismo admite que se siente más cómodo creando tragedias y grandes dramas, pero necesitaba cambiar. “Lo primero que hice es romper el pudor, la vergüenza, porque sé que el primer objetivo de la comedia es que la gente se ría. Y a mi me han pasado cosas tan ridículas en la vida... Todo lo que sale aquí es real”, recuerda el dramaturgo.

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