Grec 2016: Neus Català. Un cel de plom

Dirección: Rafel Durán. Autora: Carme Martí. Dramaturgia: Josep Mª Miró. Con: Mercè Arànega.

Una historia que pide a gritos ser conocida, una actriz en estado de gracia y una dirección impecable hacen de la adaptación de la biografía de Neus Català escrita por Carme Martí un espectáculo impactante, emotivo, necesario con un único pero, una escenografía tan conceptual que resulta prescindible.

Mercè Arànega se pone en la piel de una mujer singular, una heroína anónima. Ella es la campesina del Priorat que atraviesa la frontera hacia Francia con 180 niños y niñas durante el éxodo republicano. Es la mujer encarcelada y maltratada por colaborar con la Resistencia en la prisión de Limoges. Es la mujer internada en el campo de exterminio de Ravensbrück. Es la mujer capaz de superar el horror y volver a vivir una vez liberada, e incluso tener dos hijos a pesar de los experimentos nazis para esterilizarla. Es la mujer que ha luchado para que esa barbarie no se olvidara. La vida de Neus Català es un ejemplo de coherencia, de solidaridad y de lucha sin aspavientos. Y, además, es un testimonio de lo que nadie debería ignorar, porque en el ejercicio de la memoria histórica está la vacuna contra el horror.

La dramaturgia de Josep Maria Miró ('El principio de Arquímedes') traza un perfil completo. No parece faltarle nada y seguro que nada le sobra. La dirección de Rafel Duran elude el tremendismo en beneficio de una turbadora sobriedad en una narración directa y precisa que revive las emociones. Arànega hace un brillante ejercicio de contención para acercarnos imágenes y hechos, para golpearnos sin dramatismos ni llantos. Quedan las lágrimas de los espectadores. Ella, que en los campos de concentración dijo y repitió: "No me haréis llorar". No se la pierdan.