Autoría: Mercè Sarrias. Dirección: Toni Casares. Con: Sílvia Bel y Rosa Renom.
La presencia de mujeres entre el gremio de los vagabundos es reciente y no muy habitual, seguramente por razones sociológicas que ahora no averiguaremos. Mercè Sàrrias ha imaginado a dos, Eva y Adela, dos vagabundas establecidas en un solar a las afueras de la gran ciudad y a los hombros de un muro de depósitos de agua, un bien escaso en esta distopía que nos resulta tan cercana.
Son dos mujeres excéntricas, de quien la obra no da mucha información, con sueños tan comunes como el de huir hacia un lugar amable donde haga sol, pero no queme, con noches de primavera. Dos mujeres que se confrontan, y que tienen que tomar una decisión importante. Adela ha oído por causalidad un trato para matar a una empresaria. Ambas dudan si el asunto es de su incumbencia. Este es en realidad el tema de un texto bien escrito pero que genera un cierto desconcierto y en el que no todo parece bien atado. Una obra de una estética narrativa que recuerda un teatro de otros tiempos, aquellos en los que la poética de la desesperanza verbalizaba la inanidad de todo, huyendo del realismo y situándose en un espacio no reconocible.
Entiendo que 'Eva y Adela' es al fin un juego teatral que, en todo caso, pedía un tratamiento más exagerado, seguramente más clownesco que lo que le ha dado el director Toni Casares. Suerte tenemos de las dos actrices, Sílvia Bel y Rosa Renom. Esta última es quien más se acerca a una interpretación loca, radical, donde el humor se mezcla con la excentricidad. Ambas son sin duda lo mejor y lo que vale la pena de esta función en la que el confuso espacio escénico no ayuda mucho.