Las constelaciones familiares es una corriente paracientífica para profundizar en los problemas de los individuos que revisa los vínculos entre los miembros de la familia, bastante de moda desde los años 80 entre nosotros. Y en ellas pensaba cuando Aina Clotet entra en el escenario y hace ver que escoge entre los espectadores los que serán los miembros de su familia, y en ellas pensaba cuando el niño dibujaba el sistema solar del título sobre una mesa que bien podía ser el sol.
Claro que la familia imaginada por la dramaturga y directora peruana Mariana de Althaus no es cualquier familia, aunque el inicio antes señalado nos pueda sugerir que esto le pasa a cualquiera de nosotros. No, esta desestructurada familia reúne un buen ramo de perfiles de culebrón. Desde la inconsistencia y desequilibrio emocional de la protagonista (el sol) hasta un padre/ministro que le ha robado la novia a su hijo, un chico reservado hasta la misantropía, la bondadosa y desgraciada novia para quien la familia lo es todo (incluso los antepasados). Todos ellos, claro, los planetas.
Lo más interesante del texto no es lo que se dice, que nos resuena a lo que hemos oído otras veces, sino la voluntad de subvertir un esquema tradicional (reunión familiar el día de Navidad) con un juego de contrastes que propone la autora entre los hechos y elementos dramáticos que han vivido y viven los personajes con un tratamiento alocado, desmedido, que induce inevitablemente a la risa como ocurría en 'La omisión de la familia Coleman' de Claudio Tolcachir, de tan grato recuerdo. Unos contrastes que en mi opinión no se visualizan en la puesta en escena de Carol López a la que le falta carácter, sobre todo en la dirección de actores.
Autoría: Mariana de Althaus. Dirección: Carol López. Intérpretes: Nausicaa Bonnín, Joel Bramona, Aina Clotet, Marc Clotet, Guillermo Toledo, Jaume Solà.