La obra repasa en orden cronológico, no necesariamente estricto, la vida del rey desde que llegó en 1948 en España, su educación, entronización y su papel en la transición. En 'El rey' hay respuestas no precisamente homologadas por la historia oficial y ofrece un relato alternativo que pone de vuelta y media la clase política y el propio rey. ¿O es que no prefirió ser llamado heredero del franquismo que seguir la causa de su padre Don Juan?
'El rey' se convierte en una imprescindible lección de historia donde lo patético y lo grotesco se dan la mano en torno a una institución medieval puesta al servicio de una ideología que muta pero se mantiene en su esencia. La mejor virtud de la función es despojar al fin el cuento sobre la monarquía como institución para convertirla en una tragicomedia, con tres intérpretes magistrales, en la que el protagonista es víctima también, aunque ni de ello sea consciente .
Cuando 'El rey' trabaja sobre un cierto distanciamiento irónico funciona mejor que cuando gira hacia el sarcasmo partidista, cuando hace teatro que cuando se sirve del teatro a favor de un discurso político. Y resulta especialmente incisiva cuando es más cruel. Muy recomendable.