Una oposición que se plantea a través del conflicto entre aquellos que quieren superar los paradigmas y dogmas establecidos y los que defienden lo que se conoce y está comprobado. Una de las virtudes se refleja de forma meridiana en cómo estos conflictos influyen en las personas implicadas y en sus relaciones emocionales. Otro es el dibujo de los personajes y su coherencia y la tercera, y no menos importante, es la buena interpretación y muy destacable dicción de Aitor Galisteo-Rocher, Esther López y Júlia Truyol. Esta última hace una espléndida y cautivadora composición de los tres personajes que interpreta, uno de ellos en una escena absolutamente lorquiana.
Con una escenografía sencilla y funcional muy adecuada y una iluminación expresiva, la puesta en escena de Israel Solà es de una pulcritud y seguridad encomiable. Una buena función para los que les gusta un teatro que hace preguntas y no da respuestas.