Una buena comedia es ritmo, diálogos brillantes y un factor X que desencadena el caos. Todo esto está en 'El nom' de Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patellière. Jordi Galceran y Joel Joan se han unido para versionar y dirigir la eficaz versión estrenada en el Teatre Goya Codorniu. La obra no revoluciona el género pero es más honesta que los textos de Yasmina Reza. Como en 'Un dios salvaje', los niños –para ser específicos, los hijos–sirven de excusa para entrar en una espiral de sinceridad (de pensamiento, palabra y acción) de imprevisibles consecuencias.
Una broma conduce a un malentendido que lleva a una confesión que provoca la caída de las murallas de Jericó: el civilizado pacto de mentiras que permite que se mantengan sin grandes daños las relaciones de pareja, familia y amistad. En pocos minutos toda esta hipócrita estructura cae, acompañada por el estrépito de las risas.
El trío de actores está de excelente: Joel Joan muy metido en su papel de narcisista incorregible; Xavi Mira muy cómodo en el personaje de esposo de la vieja escuela; Lluís Villanueva muy convincente en su rol del ambiguo amigo que guarda los secretos equivocados. El dúo de actrices quizá no está a la misma altura pero cumplen perfectamente con su cometido: Mireia Piferrer correcta en su breve papel de pija consentida y la abnegada Sandra Monclús se guarda un as en la manga en el tramo final de esta excelente comedia.