Dramaturgia: Albert Pijuan (a partir de 'El jugador' de Fiódor Dostoievski). Dirección: Pau Masaló. Intérpretes: Eduard Autonell, Marina Congost, Júlia Rodón y la colaboración especial de Saskia Giró
Dostoviesky escribió 'El jugador' casi en el mismo estado febril que su protagonista. Quizá alentado por otro tipo de ansiedad. Una fiebre vital imperceptible en la versión libre ejecutada por Albert Pijoan (dramaturgia) y Pau Masaló (director). Una agitación romántica sustituida por una fría sensación de abandono, de indiferencia –un poco al estilo Frank Castorf–, expresamente contaminada por la lectura de fondo que conecta la novela corta con la decadencia del proyecto común europeo, reducido a un círculo vicioso de intereses económicos.
Una conexión mucho más forzada –y menos lograda– que la establecida con la interesante 'Koolhaas', su anterior montaje, que enlazaba Heinrich von Kleist con los movimientos de protesta ciudadana contemporáneos. Un ejercicio dramaturgístico que parece mucho menos trabajado y argumentado con el maestro ruso y que no se ve compensado por una presencia y defensa escénica titubeante, incluso farfullante. Algún día habrá que reflexionar en serio sobre los problemas de inteligibilidad (dicción, proyección, técnica) de las nuevas generaciones de actores y actrices.