El jardín de los cerezos
© MarcosGpuntoEl jardín de los cerezos

El jardín de los cerezos

  • Teatro
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Ernesto Caballero usa en su escrito justificativo uno de los principios de las artes marciales (aprovechar la energía opuesta) para defensar su propuesta escénica de 'El jardín de los cerezos' de Chéjov. Tiene razón cuando considera el aura 'chejoviano' un exquisito tópico. El tótem teatral ruso fijado para la eternidad por la cámara de Nikita Mikhalkov. Otro Chéjov es posible. Ahí están las iconoclastas versiones de Daniel Veronese y Christiane Jatahy, o reescrituras dramáticas como la de Rebekka Kricheldorf. Lamentablemente su propia mirada sobre el autor ruso no se encuentra entre ellos.

No parece ser consciente de lo convencional y trillado que resulta –sobre todo en su lectura epidérmica de los personajes y la televisiva escuela interpretativa de la compañía– una vez que se hace el ejercicio de eliminar todo el maquillaje de modernidad. Superficiales gestos cosméticos de un catálogo de recursos contemporáneos ajenos. Si este 'jardín' no parece un Chéjov es porqué parece malinterpretar –con tendencia a la banalidad formal– los aspectos clásicos y los de presunta ruptura. Falta coherencia y seriedad. Una producción para que Tréplev (el inconformista de 'La gaviota') asalte el escenario como Cristo el templo ocupado por los mercaderes.

Autoría: Anton Chéjov. Versión y dirección: Ernesto Caballero. Con: Chema Adeva, Nelson Dante, Paco Déniz, Isabel Dimas, Karina Garantivá, Miranda Gas, Carmen Gutiérrez, Carmen Machi, Isabel Madolell, Fer Muratori, Tamar Novas, Didier Otaola y Secun de la Rosa.

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29 €
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