El futuro no existe porque cuando llega está presente. Y el presente que plantea Helena Tornero en esta obra de vocación pedagógica dirigida a escolares reúne la mayoría de cuestiones y conflictos de nuestra época y, en especial, el de la inmigración y las connivencias de la política con las guerras así como una reivindicación del feminismo y de la cultura como el único valor capaz de cambiar el sentido de nuestra historia. Una reivindicación que se hace patente no sólo en las palabras de la narradora/profesora/filósofa de la función sino también en las muchas referencias teatrales que, por supuesto, se escaparán al mundo adolescente. Pero está bien que esta chica de 18 años recién cumplidos rebotada con su padre, industrial metido en política y demasiado ocupado para atender a la hija, conozca con todo detalle las obras de Shakespeare e incluso cite a Heidegger. No se queda atrás su compañero en el viaje de Barcelona a Estocolmo, Halim, un indocumentado que de frecuentar la biblioteca se ha leído Shakespeare e incluso los manuales de pesca y habla, pues, un catalán perfecto.
Sobre la utilidad o bondades de la función para el público adolescente podrán hablar con más conocimiento los psicopedagogos pero tengo para mí que la iniciativa del TNC es tan loable en sus objetivos como con la excelencia de la puesta en escena.
Desde el punto de vista teatral hay que decir que Tornero ha construido un widget de una eficacia narrativa a la altura del didactismo que sobresale por los cuatro lados de la obra, afectada, pues, de un obvio maniqueísmo de buenos y malos. Las debilidades del texto quedan superadas por la buena dirección de la misma Tornero y las excelentes interpretaciones de Júlia Genís, Ester Corts, David Vert y David Menéndez.
Autora y directora: Helena Tornero. Con: Júlia Genís, David Menéndez y David Vert.