Un funeral tiene, como todos los actos sociales, connotaciones de espectáculo. Fúnebre, pero espectáculo. Y muchas veces se cierra con los aplausos de familiares y amigos. El funeral imaginado por Pere Anglas ha recibido unos cuantos durante el mes de agosto en el Versus Glories y de ahí que siga en cartel durante los mes de septiembre. Lo mejor de la obra de Anglas es que no es nada más de lo que quiere ser. Es decir, un divertimento de verano para pasar el rato mirando unos personajes estereotipados y sin costuras en una situación teóricamente dramática tratada con humor. Vamos, que se trata de reírse de todo lo que se menea.
En este caso la muerta es la madre de tres hermanos poco avenidos (el pragmático empresario, el pintor gay y el histérico empastillado) que se reencuentran en la sala de duelo ante el ataúd, único y bien empleado elemento escenográfico de la propuesta. El cebo del rencor entre ellos se desvanece con la aparición de un extraño que se presenta como el cuidador de la madre en la residencia de abuelos y abuelas. La comedia está servida. Una comedia bastante alocada digna del cine español de los años 60 que el director, Oscar Molina, no ha acabado de religar. No es fácil conducir la exageración, la efervescencia, encontrar el punto justo que hace reír. Por cierto, la Mary-lin aquí no pinta nada.
Autor: Pere Anglas. Adaptación y dirección: Óscar Molina. Con: Ramon Godino, Jordi Cadellans, Marc Casals, Txema Puigdollers.