En los últimos seis años Ariadna Gil ha ido volviendo al teatro después de años entretenida en el supuestamente más glamuroso y lucrativo mundo del cine. Y es en los escenarios donde paulatinamente está levantando una figura de gran actriz de teatro. Pasos muy medidos que nos han dejado perlas como la Jane Eyre del año pasado en el Teatre Lliure y que le han permitido abordar ahora su primer monólogo, 'El dolor', algo a lo que siempre se había resistido.
Y lo ha hecho con éxito a pesar de tratarse de un texto terriblemente literario, exento, pues, de teatralidad y en consecuencia de una exigencia a la altura de la calidad literaria y la intensidad emocional que rezuma. Porque ciertamente que este relato a caballo entre el diario y el monólogo interior que Marguerite Duras escribió en 1985 a partir de unos viejos cuadernos que recogían el dolor vivido en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial en París tienen la fuerza de la confesión más íntima y sincera. Una confesión introspectiva que explora las contradicciones emocionales de esta mujer destrozada por la incertidumbre de si su marido seguirá vivo o habrá muerto en el campo de concentración, que sigue manteniendo la relación con su amante y que no puede entender el horror programado del nazismo.
Al fin, una mujer en un difícil equilibrio emocional y con la angustia a flor de piel que podría gritar, llorar y hundirse ante nosotros en un ejercicio de justificado histrionismo. Ariadna Gil, pero, siguiendo las indicaciones de la directora Lurdes Barba, concentra todas las emociones como un volcán antes de la erupción que en este caso no llegará nunca. Y es así como el texto descarnado, cruel y también enormemente lúcido golpea al espectador con toda claridad y fuerza.
Autoría: Marguerite Duras. Versión y dirección: Lurdes Barba. Traducción: Maria Lucchetti. Con: Ariadna Gil.
NO TE LO PIERDAS: Entrevista a Ariadna Gil